PANAMA: EN TRÁNSITO GASTRONÓMICO
No es petit, no es grand, no es adulto, es teen. A punto de cumplir 16 años el venezolano Omar Pereney lleva ya cuatro años de experiencias en la cocina, en la que se estrenó con la curiosidad de cualquier fanático que desea conocer a un artista de su predilección.
Fue en el restaurante de otro venezolano, Sumito Estévez, estrella también televisiva, cuya presencia Pereney reclamó al concluir una comida, no por razones gastronómicas sino porque que le apetecía conocer a un celebridad mediática. En ese primer encuentro, cuando Omar apenas tenía 12 años, Sumito le invitó a trabajar con él, oferta que supo aprovechar este teen chef.
Hoy, varios años luego de pasar por los fogones de Sumito y los de algunos otros restaurantes, Pereney es la celebridad, con un programa televisivo propio, Yo Cocinero, en el canal Gourmet, que apunta a pronto transgredir fronteras para llevar al mundo no sólo una interpretación de la cocina venezolana, sino una figura de esperanza y confianza en el futuro de Venezuela.
En Panamá, dos presentaciones. La primera un idílico conversatorio con escolares que le recibieron como a un verdadero héroe televisivo, un astroboy del caldero, ídolo de multitudes en un encuentro inspirador para futuras generaciones con un mensaje: cualquier persona puede ser cocinero, esta profesión es digna.
Pereney entre estudiantes panameños / Luis Enrique Moreno lo asistió durante las ponencias
La segunda, con una audiencia menos trepidante, pero con la inquietud de aprendizaje que prevaleció en Panamá. Pereney la llevó a recorrer la geografía culinaria de su natal Venezuela, resaltando los valores del mestizaje culinario en su país y la necesidad de revalorar su cocina, de la que él ejemplifica su futuro potencial.
De sus platos representativos, escogió un asado negro y un pastel de chucho, platos de la tradición venezolana que reinterpreta con autenticidad en versiones muy propias, aportando nuevas dosis estéticas. El primero, una res caramelizada, marinada con vino y salsa inglesa, y el segundo, empleando el chucho, pescado en salazón de sabor y aroma muy intensos, utilizado en la Isla Margarita.
Asado Negro y Pastel de Chcucho
Pereney aún no ha cursado estudios formales en cocina ya que su prioridad es concluir sus estudios generales antes de emprender un aprendizaje académico específico en artes culinarias. Lo importante de este hecho es que en un momento en que a los cocineros se les ve como celebridades de rápido ascenso, el joven venezolano es modelo de que a la profesión no sólo puede abordársele como a fulminantes estrellas de rock, sino que es esencial tener una buena base.
El adolescente sirve de modelo y puente a una generación que vislumbra más la gastronomía en esa transición que se siente orgullosa de sus raíces, pero en lo que a restauración concierne lleva los sabores por un enfoque más amplio de la industria del entretenimiento.
Texto: Rosa María González Lamas.
Fotos: Propiedad de Viajes & Vinos, Inc.
Fuente: DiVINIdades - Novedades de Viajes & Vinos - 14 de julio de 2010
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