Un nuevo restaurante acopla los sabores asiáticos con otros más locales
Dentro de la apuesta por lo asiático también se aprovecha la fusión con la cocina nikkei, que combina sabores japoneses y peruanos. Así ocurre en el Especial de Codorniz, huevitos abrasados y acompañados de salsa de huancaína. La presentación de los platos japoneses es muy creativa, como la del roll corazón. fotos cortesía natalia brand
GIULIANA CHIAPPE - EL UNIVERSAL
sábado 22 de enero de 2011 12:00 AM
Un tequeño siempre será un tequeño. Pero en Dalai, ese sabor que tanto conocemos se combina con el leve picante de la oriental salsa dragón y con papelón con un punto de soya.
Son sabores entrelazados, como el del tequeño con toques asiáticos, los que dominan el menú de Dalai, nuevo restaurante del Centro San Ignacio. Coco, curry, jengibre, aguacate, cilantro, parchita, queso de cabra, patilla y tomate de árbol son parte de los sabores, aromas y colores que se trabajan en la cocina, para cumplir la propuesta gastronómica del joven Omar Pereney hijo, asesor gastronómico del local y quien plasma su experiencia de casi cinco años en 15 restaurantes, incluyendo pasantías en Caracas, Perú y Estados Unidos, entre otros fogones.
Dalai ofrece cuatro ambientes, bar, lounge, restaurante cerrado y terraza, que se reparten en un área de 400 metros cuadrados. Y según los ánimos y el hambre, el comensal puede optar por algo para picar o un plato fuerte, alguna infusión artesanal creada especialmente para el sitio o un postre. La cocina está abierta entre mediodía y medianoche, pero las tapas se sirven hasta las tres de la madrugada.
Uno de los seis socios, "todos operativos para atender el lugar" es Omar Pereney padre. Comenta que el concepto de Dalai surgió de un recorrido por Las Vegas y Nueva York, donde captaron esta tendencia y la adaptaron a la costumbre local, "pensando como clientes y no como empresarios".
Del muy amplio menú, con 13 tapas, siete entradas, cuatro principales, cuatro postres y 20 roles y temakis probados y aprobados por el sexteto de socios y el cocinero, a Omar Pereney le cuesta escoger sus platos favoritos. Tras pensarlo, decanta tres: un atún rojo, un cordero y un lomito.
"Si la intención es comer pescado, el atún abrasado con polvo de cebolla es un espectáculo pues se acompaña con una ensaladilla encurtida con salsita picante y dulce", dice casi saboreando Pereney. De las dos carnes, destaca sus preparaciones. El cordero se cocina por 16 horas marinado al vacío y en el lomito, Omar Pereney hijo versiona el clásico Chateaubriand francés añadiendo al demiglasé jengibre y semillas de cilantro.
Para picar y en entradas, propone huevos de codorniz abrasados y acompañados con la peruana salsa huancaína, el tartar de atún tojo y patilla, el timbal de plátano relleno de tartar de atún, los coquitos de tilapia con aguacate y las pizzas de salmón y atún.
Los roles son un aparte en el menú. "Tenemos creaciones propias como el roll de lau lau ahumado, el Tuna Love Roll que ha gustado mucho por su forma de corazón y el de sofrito y queso grill flambeado para derretirlo".
Entre los cuatro postres, y según el favoritismo que ha demostrado el público, gana la Galleta de la fortuna sobre tres texturas de chocolate, aunque Pereney considera que se debe a la sempiterna preferencia venezolana por el cacao. "Los demás son fabulosos, como el cheesecake coronado con mermelada de tomate de árbol y crujiente de queso y la creme brulée de parchita y frutos del bosque", asegura.
Fuente: http://calidaddevida.eluniversal.com/
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